Cuando era niño pude observar un pequeño “juego de manos”
que me sorprendió y me llamó mucho la atención.
Debo aclarar que estoy totalmente en contra de los temas
espiritistas y de cualquier juego que se refiera a ello.
No porque no crea en ello, sino por que me parece peligroso.
Pero a mi no me pareció algo espiritista, sino algo físico
que se nos escapa totalmente a nuestras leyes conocidas.
El “juego” se adornaba con una serie de preámbulos y
palabras mágicas que solo hacían que entorpecer mi análisis y retrasar el
efecto, sabiendo que aquello no formaba parte del secreto.
Digo esto porque el experimento lo repetí años mas tarde y
sin “ceremonias” dando el mismo resultado.
Para el experimento se necesitan cinco personas.
Una de ellas se sienta en una silla.
La cuatro restantes personas situadas alrededor de la
persona sentada, juntarán sus dedos índices. El resto de dedos quedarían
plegados.
Como si con ambas manos disparásemos con una pistola virtual,
la cual son nuestros índices estirados.
Con estos índices juntos y estirados, sospesemos el peso de
la persona sentada intentando levantarla. Dos personas pondrán sus dedos debajo
de cada axila de la persona sentada (bajo el sobaco) y las otras dos personas
pondrán sus dedos por debajo de las rodillas, por el pliegue de cada.
Así las cuatro personas deberán levantar a pulso a la
persona sentada con sus dedos índices estirados juntos.
Es muy importante memorizar el esfuerzo que hacemos
para levantar a esta persona sentada, de lo contrario lo achacaremos a la
autosugestión.
Una vez memorizado el peso de la persona sentada, se
procederá a la suma de fuerzas mediante un sencillo ritual.
La primera persona (escoger por ejemplo la que decidió la
axila derecha de la persona sentada) extenderá su palma de la mano derecha
hacia abajo y sobre la cabeza de la persona sentada pero sin tocarle la
cabeza, separada unos 2 o 3 cm de ella.
La segunda persona (siguiendo un orden, la que levantó la
rodilla derecha) también pondrá su mano derecha con la palma de hacia abajo pero
encima de la primera mano, sobretodo sin
tocarla, a unos 2 o 3cm de la primera mano.
Asi la tercera persona (la que levantó la rodilla izquierda)
también pondrá su mano derecha encima de la mano anterior.
Cuando las cuatro manos estén una sobre otra sin tocarse, mantenerlas
y se continua el experimento siguiendo con las manos izquierdas.
La primera persona que puso la primera mano derecha, ahora
pondrá su mano izquierda sobre la mano de la cuarta persona, siempre sin
tocarse.
La segunda persona pondrá también su mano izquierda y asi
sucesivamente.
Así obtendremos encima de la cabeza todas las manos derechas
por orden de personajes (en un sentido regular) y luego todas las manos izquierdas
(en el mismo orden), siempre sin tocarse.
Mantengámonos esta posición de diez manos suspendidas durante
unos 10 o 15 segundos.
A continuación saquemos las manos en orden inverso, desde la
última (la de arriba del todo) hasta la primera en forma secuencial, lenta y
pausadamente.
Ahora juntemos los dedos índices como al principio se hizo y
sospesemos de nuevo a la persona sentada.
Podremos observar que ahora pesa menos.
El experimento se puede repetir siempre que no se hayan
tocado las manos de unos con otros durante el proceso.
Es un fenómeno que difícilmente se encontrará una
explicación física, pero que funciona.
Los promotores del juego alegaban a la autosugestión el
resultado de la prueba, pero a mi no me quedó del todo claro.
(que cada uno piense
lo que quiera …)
Guillermo Blanco 4-3-2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario